El Fondo Monetario Internacional (FMI) coloca a España en los puestos de cabeza de las grandes economías del mundo en cuanto a crecimiento económico esperado en 2024 y 2025. La organización con sede en Washington vaticina que la economía española crecerá un 1,9% este año, una cifra que solo EE UU sería capaz de batir con el alza del 2,7% que se espera para ella. España dejaría muy atrás a una eurozona ciclotímica que apenas lograría crecer un 0,8% este ejercicio.
Según el FMI, en 2025 la actividad en España se aceleraría hasta alcanzar un crecimiento del 2,1%, ritmo que en el bloque de las grandes economías industrializadas de occidente solo lograría superar Canadá, con un avance del PIB del 2,3%. Se espera que la eurozona levante algo el vuelo el año que viene y que su PIB avance un 1,5%. Una cifra todavía alejada de las previsiones para España e inferior al bloque de economías avanzadas de occidente.
Así se refleja en el último informe de proyecciones macroeconómicas divulgado por el FMI este martes. Las previsiones del fondo monetario se alinean con las últimas que han publicado los grandes analistas internacionales, que oscilan entre el 1,7 y el 2,1% para 2024 y entre el 1,8% y el 2,1% el año próximo. Cifras similares a las que maneja el Gobierno, que confía en que la economía crezca un 2% en 2024 y un 1,8% en 2025.
El panorama en la zona del euro es desalentador. La economía alemana, la más grande del Viejo Continente, apenas crecería un 0,2% en 2024, después de contraerse un 0,3% el año pasado. En Francia, se espera un tímido repunte del 0,7% en el PIB, el mismo ritmo de crecimiento previsto para Italia. En 2025 las perspectivas mejorarían para Alemania y Francia —que pasarían a rebotar un 1,3 y un 1,4% respectivamente— pero se mantendrían igual para Italia.
Los matices
La fortaleza de la economía española se explica en buena medida por el fuerte tirón del empleo, con medio millón de puestos de trabajo incorporados al país el año pasado. El consumo público y un turismo extranjero de récord fueron otros dos motores de crecimiento el año pasado. Sin embargo, este año y el siguiente, las fuerzas que empujen el crecimiento vendrán del consumo privado.
El FMI advierte de que sus previsiones están rodeadas de algunos riesgos que, de materializarse, podrían traducirse en un menor crecimiento del esperado. En concreto, el organismo que dirige Kristalina Georgieva advierte de que la "prolongada fragmentación política" podría obstaculizar la aplicación de reformas estructurales y los ajustes fiscales. Algo que, a la larga, podría perjudicar la confianza empresarial, la inversión y el crecimiento.
Otro de los elementos que podrían torpedear las previsiones es el uso de los fondos europeos de recuperación. Si su impacto es menor del esperado las previsiones podrían resentirse. También señala el FMI que la fragmentación geoeconómica o un frenazo abrupto en la eurozona podrían mermar el crecimiento.
La situación fiscal del país, con elevada deuda y déficit públicos, es otro de los factores sobre los que llama la atención el organismo. Tanto es así, que el FMI advierte de que estas dos variables se estabilizarán en el futuro en esos niveles elevados sin un plan de ajuste. Algo que dejaría un margen de actuación reducido para el Estado ante una eventual crisis que necesitase de apoyo público.
Comentarios